
Claro... hoy parecería un día normal, lo mismo de siempre;
comidas, rodillas, camino. Que hacer con el poliandro corazón
en él no existen rostros, sabe más de latidos, de corazonadas,
de sentidos, no hay barreras, hay imaginación,
tabúes desvanecen, vetar al enemigo suena lógico, arrodillarlo,
descararlo.
Se mete a la boca del lobo y camina entre maderas, llantos
y encantos parece fascinarle la locomoción que conlleva amar
a persona externa, rogar es su delirio y ya aún estando
ahogado, tocando profundos pisos hace que uno salga de la nada,
te sientes bien y respiras tontamente.
Te juega malas pasadas, hace caer y recorrer profundos
llanos de soledad, sentir que es imposible poder realizar cosas
te hace ver lo duro y difícil es conseguir un amor o lo rápido
y asombroso que compaginan dos seres humanos
no lo detienen factores sociales ni económicos
todo es consumible desde cierta premisa lógica.
Ser un animal capaz de controlar tus sentimientos es irrazonable
omnipotentemente ilegible, esas razones sublevan al hombre salvaje
a ser una pequeña persona con ojos cristalinos por el deseo de
derretir una lagrima.
Hay que aprender a vivir con dolores y saberlos sobrellevar
al mismo instante de la vida común del desamorado
padezco de la aguda falta de mostrar al mundo lo inerte
y sensible que soy, puntualizo mi eficacia para poner escudos
barreras y armaduras que se han adherido a mi
como la misma piel del resurrecto
quizás las ataduras, los malos caprichos me han preparado
para reconfortarme y decir que la piel se está pudriendo
se está debilitando junto con el juego caótico de mi corazón.
Eternamente sólido pensamiento, juro lealtad al motor que mueve
mis actos sin convicciones y respeto para aquel corazón
que haga conjeturas en mi abominable razón de ser
y estar bien conmigo mismo.
RABESH